viernes, 11 de junio de 2010

La Reforma Protestante.


Mientras acontecían grandes avances científicos como, la teoría del heliocentrismo, o la publicación del libro La fábrica, el Concilio de Trento hizo de las suyas: quitando de la liturgia casi todas las secuencias, estandarizando la misa. Con el objetivo de abordar cuestiones de doctrina de la iglesia, eliminando los abusos eclesiásticos. Ahora los obispos tendrían que vivir en diócesis, visitar sus parroquias y dar un buen ejemplo con su conducta.

Con el Concilio de Trento, además de surgir una nueva generación de religiosos como: San Ignacio de Loyola, Carlos Borromeo y San Francisco de Sales, dio resultado a la Contrarreforma.

Uno de los que encabezaron la Contrarreforma fue Martín Lutero, quien también fue músico, sabía cantar, tocar la flauta y el laúd.

Aunque las ideas de Lutero fueran que la salvación podía hallarse por medio de la fe en Cristo y que no podía el hombre ser representado por Papas, Sacerdotes y Concilios, la Reforma evolucionó significativamente cuando se publicaron: las 95 tesis, vino la excomunión de Lutero, así como la Dieta de Worms, se revisó la misa en latín, y en algunos lugares se celebraba la misa en alemán.

Pero aún así, la Reforma promovió el dualismo del nacionalismo y el individualismo democrático, difundiendo la ciencia y la educación.

Lutero dio a la música un lugar central en la liturgia reformista, propuso que se cantaran canciones espirituales en lengua vernácula en otras partes de la misa, convirtiéndose el Chorale en el elemento musical más importante del servicio religioso luterano.

Lutero necesitaba un repertorio que pudiera cantar la congregación. Recurrió a un repertorio de cánticos de la iglesia católica traduciendo textos, o también con algunos leisen que provenían de melodías gregorianas. A veces se juntaban ambos repertorios, es decir de canto gregoriano con leisen, o también se sacaban corales de canciones profanas.

Cuando Lutero llegó a necesitar composiciones polifónicas para coro, llamaba a Johann Walter, que estaba en ese entonces al servicio de la Hofkapelle. Los arreglos de Walter se dividían en dos estilos: uno era inclinado hacia la homofonía y el otro era un tanto más florido. En ambos estilos, la melodía del coral se escuchaba con claridad y solía estar sin adornos en la voz del tenor.

Después de Walter, Rhau mezcló libremente música de compositores protestantes y católicos, así como piezas en estilo de Kantional y en estilo polifónico flamenco. A medida que iba pasando el tiempo, los compositores católicos fueron componiendo música religiosa con textos en lengua vernácula con mayor frecuencia.

Para Zwinglio la música era una actividad profana que distraía a los creyentes del culto, así que no merecía un lugar en el servicio religioso. Más cerca de Zwinglio que de Lutero, se encontraba Calvino, quien no permitía mmas que salmos traducidos al francés y cantados al unísono por la congregación. Calvino expresó sus ideas sobre música en la edición del Salterio de Ginebra.

Este salterio ser convirtió en el libro oficial de cánticos de la iglesia reformista. Se divide en:
Salterio monódico- Consistía en traducciones al francés con su métrica, rimas y melodía a una sola voz. Marot y Beze fijaron los salmos en verso con rima y métrica dividiéndolos en estrofas de igual longitud. Cada par de estrofas se canta con la misma melodía, al modo de una canción estrófica. Es así entonces, que el salmo se convierte de hecho en un himno, borrando la distinción entre salmo e himno.

Versiones polifónicas de las melodías de Ginebra- Aunque Calvino prohibiera la polifonía, sí la permitía en las reuniones sociales en el hogar, y Claude Goudmiel hizo la mayor contribución a dicho repertorio. Hizo dos versiones de cada una de las melodías del Salterio de Ginebra: una en estilo estricto a cuatro voces nota contra nota, y la otra versión en un estilo más ornamentado. Seleccionó varias melodías e hizo con ellas varios motetes en estilo imitativo para un conjunto de hasta seis voces.

Los Souterliedekens de los países bajos

Mientras las provincias del norte adoptaban el protestantismo, las del sur siguieron siendo predominantemente católicas y la rebelión de los holandeses se desató contra la dominación española católica.

Los protestantes flamencos tenían un salterio entero en su propia lengua y con sus melodías, que contenía traducciones rimadas y con la métrica correspondiente de los salmos al holandés, tomando melodías populares y conocidas.

El souterliedkens tenía un propósito instructivo: dar a los jóvenes una razón para aficionarse a cantar en lugar de canciones carnales, algo bueno, mediante lo cual honrar a Dios y edificarse a sí mismos. Hay dos diferencias significativas entre los dos salterios: la versión monódica del de Ginebra, estaba concebida para ser utilizada en la iglesia, mientras que el souterliedkens estaba concebido para el hogar; así como la mayoría de las traducciones del salterio de Ginebra eran anteriores a las melodías correspondientes, las del souterliedkens habían sido adaptadas de un repertorio de canciones conocidas preexistente.

Hubieron tres compositores que hicieron versiones polifónicas de los Souterliedkens: Gherardus Mes, Cornelius Buscop y el más grande, Clemens non Papa, quien en dos de sus versiones polifónicas, asigna la melodía popular de salmo monódico al tenor. Aunque Clemens arregló las melodías para tres voces, utilizó dentro de las composiciones una amplia colección de combinaciones de voces.


Audiciones:

"Ein feste Burg ist unser Gott"- Martin Lutero

“Nun bitten wir den Heiligen Geist”

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